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26 Me estás condenando
a un amargo sufrimiento;
¡me estás castigando
por los pecados de mi juventud!
27 A toda hora me vigilas;
me tienes encadenado.
¡Doy un paso y sigues mis huellas!

28 »Todos nosotros,
nos gastamos como zapatos,
como vestidos que se come la polilla.

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